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Artículos, reflexiones

La Narcoliteratura

Querido Antoine:

El otro día te hablé de la teoría estética en la que llevo trabajando varios años: la NARCOLITERATURA, disciplina que, estoy seguro, suscitará un gran interés —y levantará gran polémica— en las academias de letras y en los centros de investigación de la ciencia psicológica, así como, naturalmente, en el mundo editorial y —en su dimensión más aplicada— sus departamentos de mercadotecnia. No pudimos acabar nuestra charla por culpa del incidente (para el cual, espero, hayas encontrado una solución). El caso es que mediante estas líneas espero ofrecerte una síntesis de lo que la NARCOLITERATURA puede ofrecer al mundo; todo esto lo desarrollaré en mi próximo libro, pero, dado el interés que mostraste en esta teoría, no quería dejar de compartir su esqueleto contigo.

Como buen lector que eres, sabrás perfectamente que hay libros que dejan una impronta ya no en el alma (que también), sino en el cerebro. Ocurre, sobre todo, con las novelas cortas, esas que se leen en tres o cuatro horas y que, cuando cumplen su función, rara vez dejan el organismo en el mismo estado en el que empezó la lectura. Bien; pues la esencia de la NARCOLITERATURA, y creo que aquí reside su genialidad, la esencia de la NARCOLITERATURA, digo, es la cuantificación de esos efectos de la lectura sobre el organismo.

Supone, en otras palabras, la expresión empírica, y, por tanto, científica, de la estética literaria. La NARCOLITERATURA no pretende otra cosa que tornar la estética en una ciencia cuantificable, medible, con axiomas, hipótesis, resultados… ¡Por fin, la solidez de la ciencia y la amplitud de la especulación puestos al servicio del arte y, más concretamente, de la literatura!

Los fundamentos de la NARCOLITERATURA son, en principio, muy sencillos. ¿Verdad que hay libros que excitan, libros que aburren, libros que abren el pensamiento y libros que lo cierran? En general, los efectos de leer el libro acertado son muy similares, y a veces hasta idénticos, a los efectos de beberse una buena taza de café o un chupito cargado. Y para todas esas sustancias ya tiene la ciencia psicofarmacológica medidas, fórmulas y recetas que predicen el efecto de X dosis en Y organismo, ¿verdad? Pues bien: la NARCOLITERATURA funciona de manera análoga. Una aseveración propia de nuestra disciplina sería algo así: «leer X libro es como tomarse Y dosis de Z sustancia».

¿No es una genialidad? ¿Qué palabras, qué historias, qué significados producen qué efectos en qué lectores? Hasta ahora, de estas cuestiones solo se ha ocupado la filosofía; ahora, por fin, la ciencia tendrá algo que decir. Adoptemos el método experimental, realicemos taxonomías, identifiquemos los casos excepcionales… ¿Qué libro debo leer si tengo sueño, o cuál si estoy triste, o cuál si necesito percibir el envés de las cosas? ¡Esos que hablan de «biblioterapia» y demás vainas habrán encontrado su petróleo en esta disciplina!

Se abre un nuevo campo, querido Antoine, una revolución, una nueva mirada sobre la lectura y los lectores. Arrebatadle los libros al espíritu; devolvedlos al cuerpo, que es de donde nacieron…

Otro día, si quieres, te hablo del libro que me dio esta idea. Es una novela corta, como te he dicho, que leí en un par de horas y que me dejó el cuerpo como lo dejan tres litros de Coca-Cola. El caso es que en esa novela se afirma que… Bueno, ya lo discutiremos. Recuérdame que te hable de esto la próxima vez que nos veamos.

A la espera de tu respuesta. Siempre tuyo,

G. P.


Especulación inspirada por la lectura de Escribir o escarbar, de Jorge Morcillo.

2 Comentarios

  • omduart

    ¿Quién es Antoine? ¿Qué novela es equiparable a 3 litros de coca-cola? ¡Esto es un locura! 3 litros de coca-cola te matan directamente! Pero esto dela narcoliteratura…. ¡Es fantástico! ¡Maravilloso!

    Buenísimo texto!

    • Darío Méndez Salcedo

      Muchas gracias. Es una idea…, una especulación muy vaga…, pero hay textos que cambian nuestra vida más que cualquier sustancia y que nos enganchan (en el sentido profundo) más que cualquier droga… Solo hay que descubrirlos. Sigo buscando la narcoliteratura, el narcolibro. Un abrazo!!

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