fbpx
white painted papers
Ficción

Caligrafía y firma

Replegado en su taller de las letras, el escritor no podía pasar sus obras a máquina. Las leía y las releía, las anotaba y comentaba, las manipulaba y corregía; pero, cuando iba a mecanografiarlas, le resultaba imposible.

El escritor, al igual que todos a quienes se lo contaba, desconocía la causa de este hecho. Le perturbaba la impotencia, le abochornaba el límite. Sus intenciones eras claras, pero no podía realizarlas. Cientos de páginas manuscritas esperaban la tipografía de las imprentas; y el artista, cuyo deseo era ver sus obras publicadas, llevaba años postergando su anhelo. Su caligrafía, únicamente comprensible para él, tenía la forma de la desesperación: los trazos eran pinceladas rotas, furibundas y agónicas, que emergían de su sufrimiento e impregnaban el papel con el color del desgarro.

Muchos trataron de mecanografiar las páginas del escritor, pero no entendían la letra; y, cuando el artista intentaba dictarles los textos, su voz desaparecía. Solo él comprendía unos manuscritos que nadie lograba descifrar.

Su existencia fue una brava lucha contra lo imposible. El escritor, indoblegable ante los antojos del destino, siguió escribiendo durante toda su vida hasta que murió. La familia, entonces, decidió analizar los miles de hojas de misterioso texto, con el propósito de sacar algunos pasajes en claro que arrojaran luz sobre los más oscuros.

Jamás lo consiguieron.

Su único hallazgo fue constatar que al final de cada página figuraba, sin excepciones, la peculiar firma del escritor.

Todavía no han resuelto el misterio.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: