fbpx
Artículos, reflexiones

Apología de Goodreads

No hay alma en las redes. El maquillaje del rostro, inocente en su pretensión de embellecer lo que es, ha dado paso al disfraz del alma, culpable en su afán por aparentar lo que no es. La felicidad, lejos ya de ser la poderosa danza que se enfrenta y se ríe de la vida, ahora se vende en cómodos packs de pulgares que, a pesar de su pretendida autosuficiencia, dependen de la mirada y disposición de los demás. «¡Mirad qué feliz soy!», parece exclamar la juventud que muestra al mundo sus nocturnas dichas y foráneas aventuras; mas el verdadero grito, oculto y desgarrado, no es sino: «¡decidme, recordadme, confirmadme que soy feliz!» La felicidad, pues, cuelga de las fachadas; y su germen no es el fuego del propio hogar, sino el frío anónimo de la calle.

Sin embargo, en una ciudad repleta de fachadas y necesitada de hogares, hay barrios donde aún hay calor humano en torno a la lumbre. ¿Es posible imaginar una red social donde no se trafique con los triunfos efímeros, sino donde se compartan los más nobles éxitos del alma? Hace tiempo habría respondido un «no» tajante, pero mis recientes descubrimientos me han llevado a la Ítaca de las redes sociales: GoodReads.

amazon-goodreads

No hay alma en las redes; pero sí esperanza. GoodReads es una red social concebida para que los usuarios, en lugar de publicar estériles fotografías y devaneos anímicos, compartan sus experiencias relacionadas con la lectura. Con tan simple propósito, Goodreads ha convertido el fútil mercadillo de egos en un provechoso intercambio cultural; aquí ya no interesan los ocios vacíos, sino el enriquecimiento mutuo.

Subir fotografías se traduce en opinar sobre libros; los likes se entienden como «me gusta, e incluso me pone, que leas esto»; y, aunque la felicidad pueda seguir confundiéndose con el juicio de los agregados como amigos, tal juicio, al menos, vendrá reñido por los libros y no por una foto frente al espejo antes de la juerga. Además, el afán frenético por publicar la vida (véase el «hace tiempo que tus amigos no saben nada de ti») es sustituido en GoodReads por otro tipo de frenetismo, más vivencial: los retos de lectura, la participación en grupos temáticos, la posibilidad de compartir creaciones literarias, las recomendaciones de conocidos e incluso los juegos de preguntas y respuestas sobre literatura.

Hay alma en las redes. Confío en plenitud en el proyecto GoodReads, y animo encarecidamente a la difusión, uso y disfrute de esta herramienta. Mientras la mayoría se regodea en las fachadas públicas del Face, hay quienes defendemos a ultranza el calor íntimo del Book.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: