
El Viejo Durmiente
El Viejo Durmiente nunca ha despertado, o, dicho de otra forma, nadie lo ha visto despierto. Está vivo porque respira, pero muerto porque duerme. Su casita, situada en la plaza de la aldea, no recibe visitantes. La puerta está abierta desde hace muchos años, pero nadie se atreve a entrar; los vecinos temen molestar al Viejo Durmiente.
Según la leyenda, en cierta ocasión el Viejo Durmiente fue despertado por un incauto. Entonces el anciano, que no toleraba el mundo de la vigilia, entró en cólera y mató al imprudente. Luego, como si tal cosa, volvió a echarse a dormir. Muchos sufrieron amargas pesadillas aquella noche. Otros reavivaron antiguas torturas interiores que creían resueltas. Tres o cuatro amanecieron ahorcados.
Desde entonces, como es natural, nadie molesta al Viejo Durmiente. Acaso sea el guardián del sueño; él, que tan poco sabe de este mundo y que tanto ha vivido en el otro.
¿Qué relatos traerá cuando vuelva?

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