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Entrevistas

Entrevista a Íñigo Sota

Entrevistamos a Íñigo Sota, autor de El sueño más profundo, primer título de nuestra colección de narrativa contemporánea.

Bienvenido a nuestro humilde taller de las letras, Íñigo. Antes de nada, ¿con qué canción acompañamos esta entrevista?

Muchas gracias. He escogido Summertime Sadness, de Lana del Rey, un tema que me inspiró a la hora de escribir El sueño más profundo por varios motivos que… no tendría gracia desvelar ahora.

Vamos al ajo. Por lo que vas poniendo en tus redes sociales, no sería difícil afirmar que eres un amante del cine y la literatura. ¿De qué manera se plasma tu amor por el cine y por la lectura en tus escritos, y, en particular, en El sueño más profundo?

Soy guionista antes que novelista, así que para mí cine y literatura son dos caras de una misma moneda. El cine me ha aportado mirada visual y la capacidad de estructurar las historias, y la literatura, esa habilidad para pulir el lenguaje y dar con la palabra que estás buscando. El sueño más profundo tiene forma de novela pero podría haber sido perfectamente un guion cinematográfico: suelto un montón de piezas, las revuelvo y solo al final coloco y aprieto las tuercas. Y cuando digo al final, me refiero al último capítulo.

¿Cómo hibridamos El sueño más profundo con tu obra anterior? ¿Podrías hablarnos de tu evolución artística, desde los comienzos hasta la publicación de este libro?

Es difícil buscar un punto en común más allá del estilo. Y quizá ni eso: no eres el mismo con 23 que con 33 años. No puedo comparar esta novela con Las distancias cortas, la primera, porque cada una surge de un momento vital diferente. Aquella fue una historia de iniciación, escrita en un contexto en el que todavía no tenía mucho que contar; El sueño más profundo es más madura, como es obvio, y me ha llevado más tiempo. Un poco porque es más compleja y otro poco porque la experiencia me ha despertado ciertas inseguridades. No busco la perfección, pero he aprendido que no todo es publicable (¡tengo cuatro novelas en un cajón!). Supongo que esto es evolucionar, también.

¿En qué momento se encuentra tu carrera de escritor? ¿Cómo vives tu “regreso” al mundo literario tras diez años de silencio?

Es un momento estupendo, no solo porque vaya a publicar mi segunda novela sino, sobre todo, porque empiezo a ser consciente de lo que conlleva de verdad escribir. Tanto que no prometo publicar otra (risas). Pero sí, si en algo he cambiado es en la perspectiva, en el modo de acercarme a la escritura: hace diez años, pensaba que con conocer la parte visible del iceberg bastaba; ahora, sé que lo importante es asimilar poco a poco la parte sumergida, es decir, leer y escribir todo lo posible.

Vivo este “regreso” como una forma de saber dónde estoy. Tengo unas ganas enormes de escuchar a los lectores, que al final son los únicos que cuentan. Es un paso más: novela nueva, vida nueva, me repito estos días.

“Hace diez años, pensaba que con conocer la parte visible del iceberg bastaba;
ahora, sé que lo importante es asimilar poco a poco la parte sumergida,
es decir, leer y escribir todo lo posible.”

La novela tiene un guion sumamente cuidado y muchos elementos que van encajando poco a poco hasta el apogeo. ¿Cómo fue el proceso de creación? ¿Qué método sigues para escribir un libro como este?

Me encantan las historias de tensión latente que acaba explotando al final. Es lo que he intentado hacer aquí. El proceso de creación de El sueño más profundo fue muy emocionante pero también duro, sobre todo al principio. Había escrito cinco novelas sin sentirme del todo cómodo con ninguna de ellas y hacía tiempo que me rondaba la idea de hacer algo diferente. Decidí dejar de escribir un tiempo y fue la mejor decisión. Un día, abrí un cuaderno de notas y listé tres ideas: “hermanas Diane Arbus”, “pueblo de costa” y “muerte”. Hice un guion breve y empecé a teclear, pero cuarenta páginas después decidí que no funcionaba y las tiré. Tiempo después, taché las ideas y anoté: “hermanas Diane Arbus”, “Pamplona” y “¿Qué fue de Baby Jane?”, la película de Robert Aldrich a la que he acabado homenajeando en esta obra. Más abajo, describí una anécdota real que me habían confiado y que funcionó como disparador creativo. Elaboré otro guion, redacté un manuscrito y, con ayuda de dos lectores profesionales, terminé de pulirlo.

Mi método siempre ha sido el mismo: hasta que no he diseñado al detalle los personajes, sobre todo los principales, no empiezo. A partir de ellos, elaboro un primer guion y me doy tiempo para tejer todas las tramas. Luego procuro mantener la mente abierta para salirme de ese guion si la historia lo merece. En esta novela, me lo he saltado varias veces.

“Novela nueva, vida nueva,
me repito estos días.”

El aire de Pamplona empapa toda la novela. ¿Por qué esta ciudad? Y los personajes, tan bien caracterizados… ¿qué nos puedes contar sobre ellos? ¿Tienen su parangón en la vida real?

Elegí Pamplona porque es una ciudad preciosa en días soleados pero se convierte en una fortaleza gris cuando llueve. Quería jugar con esta idea y que fuera una metáfora perfecta de la historia de los personajes. De ahí que las hermanas protagonistas deambulen por un cementerio bajo el sol y, al mismo tiempo, la casa familiar sea igual de acogedora que el castillo de Drácula. Al mismo tiempo, a través de Pamplona he explorado la idiosincrasia de una parte importante de la población de ciudades pequeñas. Ruth es una mujer cargada de prejuicios y comete el error de identificar su mundo con el mundo; Laura, en cambio, ha vivido fuera y necesita volar. El choque es inevitable, tanto por sus temperamentos como por la inquina que arrastran desde que eran pequeñas y que va más allá de una mera riña.

¿Cómo fue el proceso de edición?

Estoy muy contento. Editar es importantísimo y, si se hace bien, ayuda a distanciarse y aprender, y la verdad es que la labor de Darío, mi editor, ha sido crucial para dar con la mejor versión del texto. Para repetir, vamos (risas).

¿Algún avance de tus proyectos para el futuro? ¿Tendremos que esperar otra década para leerte? Aunque, si es para leer algo como El sueño más profundo, esperamos con gusto…

Muchas gracias. Espero no tardar tanto, aunque nunca se sabe. Lo que me han enseñado todos estos años de trabajo duro es que hay que asegurarse de poder defender lo que uno escribe. Me prometí que no publicaría otra novela hasta que no estuviera convencido de tener algo nuevo que aportar. Crear historias te hace consciente de tu proceso de mejora. El sueño más profundo no solo es una novela, es una novela más la suma de todas las anteriores. En cuanto a lo que está por venir, ahora mismo estoy escribiendo una novela corta que nada tiene que ver con El sueño… y en mi mente revolotean algunas ideas sueltas para un par de novelas más. El tiempo dirá.

Lo que me han enseñado todos estos años de trabajo duro es que hay que asegurarse
de poder defender lo que uno escribe.

Para ir cerrando. Tu obra contiene pasajes oscuros y, en general, podríamos decir —y hemos dicho— que es como “una excursión literaria al abismo”. En este sentido, ¿qué papel cumple, para ti, la literatura en la sociedad? ¿Promotora de valores, o pura ficción?

Pura ficción a la que mirar siempre con sentido crítico: yo escribo para buscar sentido y acallar inquietudes. Vivimos tiempos oscuros en los que demasiada gente pasa la ficción por el filtro de la realidad, y no tiene ningún sentido porque una novela o un relato tiene que ser de todo menos un manual de buena conducta. Mi objetivo es que mis historias provoquen una reacción, no escribir un manual de Sociología. Si quieres leer una historia feliz en la que los personajes sean personas moralmente intachables, se lleven fenomenal y no haya ningún conflicto, mejor compra un libro de catequesis.

Muchas gracias por tu tiempo, Íñigo.

Gracias a vosotros.

El sueño más profundo. Íñigo Sota

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